La injusticia en el trato hacia Nicolás Gallardo

La injusticia en el trato hacia Nicolás Gallardo

Desigualdad en las decisiones del Consejo de Estado

El Consejo de Estado ha tomado la decisión de anular la elección de Nicolás Gallardo como gobernador de San Andrés y Providencia debido a unas irregularidades en el proceso electoral. Sin embargo, una pregunta surge con fuerza: ¿por qué Carlos Amaya, gobernador de Boyacá, no ha sufrido la misma suerte, a pesar de ser investigado por causas similares? Este doble rasero en la justicia no puede pasar desapercibido.

Las similitudes entre los casos de Gallardo y Amaya

Ambos gobernadores fueron objeto de investigaciones por presuntas irregularidades en sus campañas. En el caso de Carlos Amaya, las acusaciones apuntaban a hechos similares a los que involucraron a Gallardo, como el uso indebido de recursos y ventajas desleales en las elecciones. Sin embargo, a pesar de las evidencias, Amaya sigue en su cargo y ha sido incluso respaldado por algunas decisiones judiciales, lo que genera desconcierto.

Por otro lado, Nicolás Gallardo ha sido despojado de su puesto en San Andrés, pese a que la evidencia en su contra parece ser menos contundente que la de Amaya. Esta disparidad en el trato no solo pone en entredicho la imparcialidad de la justicia colombiana, sino que también deja en evidencia posibles intereses políticos que han influido en la toma de decisiones. Es crucial que la justicia se administre sin prejuicios, aplicando las mismas reglas para todos.

La falta de transparencia y equidad

El hecho de que el Consejo de Estado haya tomado una decisión tan drástica con Gallardo, mientras que Amaya permanece en su puesto, pone de manifiesto una injusticia que debe ser corregida. La falta de equidad en la aplicación de la ley es alarmante y refleja una vulneración de los principios fundamentales de transparencia y justicia que deberían regir el accionar judicial en Colombia. El pueblo colombiano merece un sistema judicial donde no existan distinciones ni privilegios, sin importar la posición política de quienes se encuentren involucrados.

Es urgente que el Consejo de Estado revise este caso y aplique las mismas consecuencias a Carlos Amaya, tal como lo hizo con Nicolás Gallardo, para restaurar la confianza en la justicia colombiana.

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