Harold Bush Howard: la realidad detrás de sus críticas a la isla

Cuando el coco se cree palma ajena

En las islas, todos nos conocemos. Sabemos quién es quién, y cuando alguien empieza a hablar como si tuviera más amor por Managua que por San Andrés, es hora de prender las alarmas. Harold Bush Howard, un hijo de Providencia, ha estado soltando perlas que hacen pensar que su brújula apunta más al sur que al corazón del archipiélago.

En su última columna en El Tiempo, Harold sugiere que deberíamos sentarnos a dialogar con Nicaragua como si fueran nuestros primos lejanos que vienen a visitarnos. Habla de ceder derechos de pesca en nuestras aguas ricas a cambio de zonas sobreexplotadas cerca del Meridiano 82. ¿En serio, Harold? Eso suena más a una ganga para ellos que a un beneficio para nosotros.

¿Diplomacia o entrega disfrazada?

Harold también propone fortalecer la “diplomacia étnica raizal” en las negociaciones. Pero, ¿no fue él mismo quien denunció que la Cancillería no quería raizales en el equipo de defensa en La Haya? Ahora resulta que quiere ser el abanderado de esa diplomacia. Parece que el coco se olvida de su cáscara.

Además, en una carta a The Economist, Harold criticó el fallo de la Corte Internacional de Justicia que favoreció a Nicaragua, diciendo que Colombia debería ignorarlo. Pero ahora, aboga por el diálogo y la cooperación con el mismo país que, según él, se benefició injustamente. ¿En qué quedamos, Harold?

El mar no se vende, se defiende

Los raizales hemos vivido del mar por generaciones. No necesitamos que alguien nos diga que debemos ceder nuestras aguas a cambio de promesas vacías. La soberanía no se negocia con discursos bonitos ni con “realpolitik”. Se defiende con firmeza y amor por nuestra tierra.

Así que, Harold, si realmente te importa el archipiélago, es hora de que tus palabras reflejen el sentir de tu gente. Porque aquí, en San Andrés y Providencia, no necesitamos embajadores de otros intereses, sino defensores de lo nuestro.

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