A través de un comunicado, el Episcopado Colombiano confirmó la muerte de Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid obispo castrense quien fue prelado de la diócesis Cúcuta en el período 2.015-2.020.
“Hay luto de Iglesia y dolor de Patria”, señaló la iglesia. Monseñor Víctor Ochoa se distinguió por su entrega misionera, su amor a la formación sacerdotal, su liderazgo en la promoción de la fe y la caridad, y su incansable labor por la justicia social”.
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Asimismo, destacó la entrega al servicio de Dios, de la Iglesia y de los más necesitados, resaltando su compromiso con los valores del evangelio, su cercanía con las comunidades vulnerables y su incansable labor por la justicia social.
Monseñor Ochoa nació en Bello (Antioquia) el 18 de octubre de 1.962 realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de Medellín y posteriormente se especializó en Filosofía en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma, en donde también obtuvo su doctorado.
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Fue ordenado sacerdote por San Juan Pablo II el 5 de julio de 1986, durante la visita del Pontífice a Colombia, e incardinado en la Arquidiócesis de Medellín. El 24 de enero de 2006, el Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo Auxiliar de Medellín, recibiendo la ordenación episcopal el 1 de abril del mismo año.
El 24 de enero de 2006, el Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo Auxiliar de Medellín, recibiendo la ordenación episcopal el 1 de abril del mismo año.
El 24 de julio de 2015, el papa Francisco lo nombró Obispo de la Diócesis de Cúcuta y tomó posesión canónica de la misma el 15 de agosto de 2015. Llegó en plena crisis humanitaria por el cierre fronterizo.
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Ante los problemas económicos y sociales derivados del flujo migratorio venezolano, monseñor Victor Manuel Ochoa promovió la creación de albergues, comedores comunitarios y centros de atención integral, en coordinación con Cáritas Diocesana y organizaciones internacionales.
Igualmente impulsó programas de regularización migratoria, acompañamiento jurídico y apoyo psicosocial, convirtiendo a la Iglesia local en un referente de esperanza y acogida. Su liderazgo pastoral fue clave para articular respuestas de emergencia durante los momentos más críticos, siempre defendiendo la dignidad de los más pobres y abogando por soluciones estructurales a la crisis.
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Desde el 30 de enero de 2021, también por designación del papa Francisco, ejercía como Obispo Castrense de Colombia hasta la fecha de su fallecimiento.
El Obispado Castrense invitó al clero, a los fieles, a las Fuerzas Militares y de Policía, y a sus familias, a unirse en oración por el eterno descanso de monseñor Ochoa, confiando en las palabras de Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá” (Jn 11,25).
