De pelea de perros a tragedia humana
¡Ay, Señor! En Santa Rosa de Cabal, Risaralda, lo que empezó como una discusión por una pelea entre dos firulais terminó en tragedia. Jorge Andrés Muñoz Hurtado, más caliente que sartén al mediodía, sacó su fierro y le metió bala a su vecino en medio del lío. El hombre cayó malherido, y pa’ rematar, el agresor se hizo el loco, como si no hubiera pasado nada. Pero vea, la justicia no come cuento, y el tipo fue capturado por la Policía como cangrejo en red.
Cuatro añitos viendo el sol entre barrotes
La Fiscalía no se fue por las ramas. Le cantaron los cargos por homicidio y porte ilegal de armas. El señor juez, sin pelos en la lengua, mandó al agresor pa’ la cárcel mientras el caso sigue su rumbo. ¡Y eso que el hombre no aceptó los cargos, ah! Quería salir como si nada, pero lo dejaron más encerrado que nevera vieja. Cuatro años le cayeron, y eso si no le suman más.
En la islita no hay espacio pa’ la violencia
Aquí en San Andrés y Providencia la cosa es diferente. Uno pelea, sí, pero se sienta con su coco y su botella de agua de flor y lo arregla hablando, no disparando. ¿Se va a poner uno a tirar bala por una pelea de perros? ¡Eso no es serio, my fren! Aquí el que se pone violento se queda solo, sin vecino, sin amigos, y sin chance de comerse un rondón tranquilo.
Tolerancia, el mejor sazón
Así que pilas, mi gente. Si usted siente que la sangre le está hirviendo, respire profundo, cuente hasta diez, métase al mar y suelte esa sal. Que aquí no necesitamos más violencia; lo que queremos es música, comida, paz y que la vida siga sin sobresaltos.
Recuerde: no todo se resuelve a plomo. Mejor dialogar que terminar tras las rejas viendo cómo pasa la vida sin uno.
