¡Cero concha, cero cuento!

¡Cero concha, cero cuento!

Desde el primero de junio, la consigna en San Andrés, Providencia y Santa Catalina es clara como el agua de mar: nada de andar cazando caracol pala. Sí, mi broder, ese mismo que muchos ven como manjar, pero que si lo seguimos exprimiendo como coco seco, va a desaparecer más rápido que mototaxi con pasajero gringo.

La veda del caracol pala estará activa hasta el 31 de octubre, y si usted es de los que cree que puede hacerse el loco, recuerde que la multa no viene con descuento ni se paga con mariscos. La cosa es seria, y está respaldada desde 1990 por el Acuerdo 017 del Inderena y su parche legal, la Resolución 0179 de 1995, que básicamente le dicen a todo el mundo: “deje quieto al caracol Strombus gigas, Lobatus gigas o como le digan en la esquina”.

Coralina lo dice clarito

La autoridad ambiental de las islas, Coralina, ya sacó el megáfono ecológico y dio cuatro reglas de oro pa’ no meter la pata:

  • No capture el caracol pala ni aunque lo vea bailando punta solo.

  • No lo venda, ni lo coma: eso le puede salir más caro que pasaje en temporada alta.

  • Avísele al vecino: comparta la info y evite que otros caigan en la misma trampa.

  • Métase en el parche verde: apóyese en actividades de conservación, porque el mar es de todos.

¡No es por capricho, es por conciencia!

Y es que la cosa no es solo por quedar bien con la ONU o tener la etiqueta de “Reserva de Biosfera Seaflower”. Se trata de dejarle algo a las nuevas generaciones… aunque sea un caracol vivo pa’ que lo vean en el mar y no en el plato.

“¡Juntos podemos hacer la diferencia! Mantengamos nuestro mar saludable y lleno de vida”, fue el mensaje final de Coralina. Así que ya sabe, mi hermano: si le ofrecen caracol pala en la calle, dígale que no. ¡Y de paso, que tampoco venga con historia, que no estamos pa’ cuentos con concha!

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