Un reconocimiento público que cambia la narrativa
El expresidente Álvaro Uribe Vélez aceptó formalmente las disculpas de Salvatore Mancuso, exjefe paramilitar condenado y posteriormente extraditado, por los señalamientos “injuriosos” que Mancuso había formulado en su contra. 
Mancuso admitió que no tenía pruebas que respaldaran sus acusaciones y, a través de su abogado, ofreció una carta de excusas en la cual reconoció que sus palabras habían dañado el buen nombre del exmandatario y pidió perdón de “manera franca, respetuosa y sin ambigüedad”. 
Fiscalías archivan la causa: de acusaciones graves a cierre del expediente
Tras la conciliación y la aceptación de las disculpas, la Fiscalía General de la Nación decidió archivar la investigación abierta por cargos de injuria y calumnia contra Mancuso. 
El fallo de archivo implica que, de momento, las acusaciones que Mancuso había presentado incluyendo su versión sobre complicidades del expresidente en crímenes vinculados a las AUC quedan sin respaldo judicial.
Un precedente: la credibilidad en entredicho
Este episodio arroja serias dudas sobre la fiabilidad de los testimonios presentados ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por parte de exparamilitares. Si alguien tan mediático como Mancuso recula y pide perdón, cuestiona la solidez de sus otros señalamientos. 
Para muchos, esto representa un golpe a la memoria histórica de víctimas y un retroceso en la construcción de verdad. Si un testigo que declaraba públicamente reconoce que no le “constaba” lo que dijo, ¿qué tan válidas son sus otras acusaciones?
¿Qué sigue para la justicia transicional en Colombia?
La retractación de Mancuso y el archivo del caso podrían afectar futuros procesos dentro de la JEP, y genera un alerta: poner en manos de exparamilitares la verdad del conflicto armado es ahora más cuestionable.
La sociedad civil, víctimas y defensores de derechos humanos deberán exigir aún más rigor en la verificación de testimonios, documentación y pruebas, para evitar que la justicia transicional pierda credibilidad por excesos o afirmaciones sin sustento real.