¡Erizos de mar: los héroes sin capote del Caribe!

¡Erizos de mar: los héroes sin capote del Caribe!

Si los corales están ahogados en algas, es culpa de un bichito espinoso

Cuando el erizo no está, el arrecife se pierde

Ay, mi gente querida de San Andrés y Providencia, pónganse pilas: esos arrecifes que ustedes aman, llenos de peces y corales de mil colores, están en peligro. ¿Y el culpable? No es el turista ni el dólar. Es un erizo de mar pequeñito… pero con espinas y con poder.

Sin erizos, todo se va al garete

En muchos parches del Caribe, los corales dejaron de brillar para convertirse en alfombras verdes, gigantescas y… aburridas. Y no es por moda ni decoración exótica: es porque faltó un inquilino clave. El erizo Diadema antillarum, ese erizo negro de espinas larguísimas, antes estaba en todas las grietas, comiéndose las algas antes que se pusieran groseras.

Pero allá por los años ochenta, una enfermedad acabó con más del 97 % de esa población en el Caribe. El resultado: invasión de algas, muerte de corales y mar con menos vida que un viernes sin brisón.

¿Por qué ese pequeño es tan vital?

Los erizos no solo comían algas; eran trabajadores nocturnos que abrían espacio para los corales bebé . Al florecer de nuevo algunos erizos en Jamaica, los corales jóvenes comenzaron a regresar. Esas espinas no son por presumir: ayudan a estabilizar el fondo, remover sedimentos y mantener el sustrato limpio para que los corales vivan felices.

Unidad total: erizo, coral y pez viven mejor

Si los erizos desaparecen, las macroalgas se adueñan del panorama y los arrecifes pierden estructura y diversidad. Sin corales, adiós a refugios, comida y belleza submarina. Y sin esperanza de turista.

Programas que salvan corazones y corales

Por suerte, se están haciendo experimentos pa’ sembrar erizos cultivados en laboratorios y soltarlos en arrecifes críticos. Donde aparecen otra vez, bajan las algas y sube la salud coralina. Pero esto es labor de paciencia mar adentro, porque el erizo tarda años en recuperarse.

Moraleja raizal: No subestimen al erizo de mar. Ese bichito espinoso es como un jardinero marino: sin él, se nos marchitan los corales. Protegerlo no es cuestión de gusto: es una necesidad ecológica. Así que la próxima vez que lo vean en una roca o grieta, díganle “gracias”, que sin él, el mar pierde vida y nosotros perdemos hogar.

 

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