Las Cámaras de Comercio llegaron… y no fue de paseo
¡La isla se convirtió en oficina de lujo!
¡Oye, mi gente! Este jueves la isla se sacudió el salitre y se puso formalita, porque arrancó la edición 28 del Congreso Nacional de Cámaras de Comercio. Y no es cualquier congreso, eh… vinieron delegados de toda Confecámaras con su carpeta bajo el brazo y su mirada puesta en esta tierrita sabrosa que no solo es playa y coco, sino también empuje empresarial.
La anfitriona de este parche elegante fue la Cámara de Comercio de Providencia, liderada con verraquera por Jennifer Yepes, quien dejó claro que aquí se trabaja con ganas, no solo se broncea. La cosa estuvo tan seria que hasta se asomó el embajador de Colombia en Trinidad y Tobago, William Bush —sí, ese mismo que anda más tiempo fuera que dentro de la isla—, además del alcalde Alex Ramírez, que se encargó de la bienvenida con sonrisa amplia y camisa bien planchada.
Sostenibilidad con sabor a rondón
Porque aquí también se habla de billete, pero con conciencia
Ovidio Claros, el presidente de la junta directiva de Confecámaras, soltó florituras pa’ la isla y recalcó que venir a Providencia es hablar de sostenibilidad, responsabilidad social y dinamismo empresarial. ¡Ajá! Aquí hay más que playa, también hay comercio que se mueve como brisa isleña.
Según Claros, “la dinámica empresarial de Providencia merece atención”, y no lo dijo por llenar espacio en la agenda. La isla está buscando que el país deje de verla solo como postal y empiece a invertir con visión.
El turismo no se queda atrás
Con más visitantes que mototaxis un lunes festivo
El alcalde Ramírez, por su parte, aprovechó el micrófono para cantar victoria: “En 2024 tuvimos 20.215 visitantes, un 6% más que en 2023”. ¡Eso es tener la isla llena sin necesidad de ferias!
Y así, entre conferencias, cafés y selfies frente al mar, Providencia demostró que puede ser sede de eventos de alto nivel sin perder su encanto. Porque aquí, mi llave, el desarrollo se discute con el sonido de las olas de fondo y el corazón lleno de orgullo isleño.