San Andrés quiere su tajada: el nuevo paraíso pa’ los nómadas digitales

Aquí también se trabaja… pero con mar de fondo

Sí, mon. Mientras en otras partes los nómadas digitales se calientan los dedos tecleando en coworkings grises, en San Andrés los teclados se untan de arena y brisa marina. Porque resulta que el paraíso no solo es pa’ vacacionar, también pa’ currar con sabor isleño.

Y aunque Bogotá, Medellín y Cartagena están que se dan golpes de pecho por atraer esta nueva ola de trabajadores nómadas, en el archipiélago decimos: “¡Ey, no se olviden de nosotros, man!” Aquí también hay internet (a veces hasta rápido), hay cultura raizal, comida que cura el alma y un mar de siete colores que es más terapéutico que cualquier oficina con vista a una pared.

Un coworking con olor a coco

La presidenta de ANATO, Paula Cortés Calle, dice que los nómadas digitales buscan más que conexión Wi-Fi: quieren clima sabroso, costo de vida llevadero, seguridad y cultura. ¡Y San Andrés tiene todo eso, y más! Imagínate una jornada laboral con breaks de rondón, vistas al Johnny Cay y after office en la cueva de Morgan. Eso no lo ofrece ni Berlín, ni Bali, ni Bucaramanga.

Aquí se navega con internet rápido y atardeceres lentos, el potencial está ahí, brillando como estrella de mar (sin tocarla, que Coralina se enoja).

¿Y qué ganamos nosotros?

Pues mucho. Si los nómadas digitales llegan, se dinamiza la economía sin necesidad de levantar otro hotel encima del arrecife. Compran en las tienditas, alquilan motos, comen pescado fresco y ayudan a mantener vivos los oficios locales. Pero eso sí, tienen que venir con respeto: respetar el mar, la cultura y el ritmo isleño, que aquí las cosas se hacen con calma… pero bien hechas.

Así que, si estás buscando dónde parquear tu portátil y darle play a la vida sabrosa, San Andrés te dice: “Bienvenid@, man. Pero deja el estrés en el avión”.

 

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