De vuelta al mar… pero con juicio
Desde el primero de julio, los pescadores del Archipiélago pueden volver a lanzar sus trampas sin miedo, porque oficialmente arrancó la temporada de langosta espinosa (Panulirus Argus), esa que hace salivar a más de uno y llena la olla en muchos hogares isleños. Pero ojo, no todo es pescar y celebrar, porque también toca hacerlo con juicio y respetar las reglas, que esta delicia marina no es infinita.
Ni bebés ni mamás con huevitos
La Secretaría de Agricultura y Pesca dejó clarito que hay que respetar la talla mínima: 14 cm de cola, ni un milímetro menos. Y si se topan con una hembra ovada, mejor salúdenla y déjenla ir, que anda cumpliendo con su deber de traer más langosticas al mundo. El que no respete, que se prepare pa’ el jalón de orejas, porque vienen monitoreos y controles en serio.
“Estamos comprometidos con la sostenibilidad del mar y los oficios tradicionales. Esta temporada no es pa’ arrasar, es pa’ compartir con la naturaleza”, dijeron desde la Secretaría.
Langosta: reina del arrecife y orgullo isleño
Pa’ los que todavía no lo saben (y se hacen llamar isleños), la langosta espinosa no es cualquier bicho: es una especie clave pa’ el equilibrio marino. Su captura está regulada por la Resolución 00000790 del 2016, que decreta veda del 1 de marzo al 30 de junio, pa’ dejarla descansar, reproducirse y volver más sabrosa.
Este crustáceo se pasea desde Carolina del Norte hasta Brasil, pero en San Andrés y Providencia, la tratamos como reina. Tiene cinco fases en su vida, incluyendo una en la que flota como plancton por meses, hasta que aterriza en nuestros arrecifes. Ahí es donde empieza la fiesta… pero con respeto, mi gente.
A pescar con cabeza y no con codicia
Así que ya lo saben: sí se puede pescar, pero no se vale abusar. Este recurso es nuestro, del pueblo raizal y de los que respetan el mar. Pesque, cocine y disfrute, pero recuerde: si acaba con la langosta hoy, mañana se queda viendo pa’l cielo… y pa’ la olla vacía.
