Uribe prende el motor y Paloma toma la delantera.

Uribe prende el motor y Paloma toma la delantera.

En la política, los gestos suelen comunicar más que los discursos. En ese contexto, la decisión de Álvaro Uribe de integrarse nuevamente a la lista cerrada del Centro Democrático al Senado se ha convertido en un mensaje contundente dentro del panorama nacional. Su propósito, según este análisis, no es buscar protagonismo ni reivindicaciones personales, sino fortalecer la lista, robustecer la estructura del partido y asegurar que la candidatura presidencial del 2026 compita con verdadera fuerza.

Uribe reconoce que el futuro de la colectividad no depende de su figura, sino de la capacidad de consolidar un liderazgo nuevo, preparado y capaz de unir. Ese liderazgo, de acuerdo con la visión presentada, lo representa Paloma Valencia, quien ha demostrado coherencia, claridad y lealtad a los principios del partido.

En medio de un ambiente de incertidumbre institucional y un escenario de oposición fragmentado, se destaca que Valencia ofrece coherencia, un atributo que —según este análisis— escasea en la política actual. Se resalta que la senadora no ha vacilado en los temas esenciales, no ha caído en ambigüedades para agradar a distintos sectores y no ha sacrificado convicciones por cálculos coyunturales. Su respaldo al proyecto político, destaca el texto, proviene de una visión firme sobre seguridad, estabilidad y libertad económica.

El argumento central sostiene que Paloma Valencia es la figura más adecuada para ganar la nominación del Centro Democrático. Se afirma que posee la capacidad de unir a la base del partido con un amplio sector de centro, que hoy se siente sin representación. En ella —según este enfoque— confluyen firmeza sin escándalos, autoridad sin imposición y un conocimiento profundo del país real, condiciones que permitirían construir una coalición sensata, renovadora y valiente.

El análisis también plantea que Valencia es la dirigente llamada a enfrentar el proyecto político del petrismo, representado para 2026 por Iván Cepeda. Después de años de polarización e improvisación, afirma el texto, la ciudadanía busca una alternativa clara, confiable y con la fortaleza suficiente para ofrecer un rumbo distinto al país. Esa alternativa, sostiene, es Paloma Valencia.

La presencia de Uribe en la lista cerrada se considera un apoyo fundamental para ese objetivo. Esta decisión moviliza a la militancia, dinamiza la estructura interna y envía un mensaje de unidad y disciplina dentro del partido. En este proceso, los candidatos al Senado y a la Cámara tendrán un papel decisivo: recorrerán el país, articularán el mensaje político, defenderán las banderas del partido y contribuirán al crecimiento de la candidatura presidencial. La bancada, según el análisis, no será apenas un acompañamiento, sino la plataforma principal.

El gesto de Uribe adquiere sentido político al fijar un mandato claro: competir con seriedad, cohesión y un mensaje unificado. En ese encuadre estratégico, la figura central es Paloma Valencia. Su candidatura representa una renovación con propuestas sólidas y posiciones firmes, capaz de conectar con ciudadanos que se han alejado de la política tradicional por decepción o cansancio.

El documento subraya además que Paloma Valencia tiene la capacidad de unir a la derecha democrática con el centro moderado, combinación que la haría competitiva desde el inicio de la contienda. Según encuestas mencionadas en el análisis, una vez nominada podría superar el 8 % de intención de voto, lo que le permitiría crecer con rapidez y disputar la Presidencia con opciones reales.

El Centro Democrático cuenta con estructura, base ideológica y una candidata que genera expectativa. Sin embargo, la unidad del partido será determinante para consolidar el proyecto presidencial. La lista al Congreso, compuesta por liderazgos nuevos y experimentados, tendrá un papel clave en amplificar el mensaje nacional y asegurar un respaldo sólido.

Finalmente, el análisis concluye que este momento no representa simplemente una elección interna, sino una oportunidad para ofrecer un liderazgo serio, preparado y orientado a recuperar la seguridad, la estabilidad económica y la confianza en las instituciones. Si Paloma Valencia obtiene la nominación —y se afirma que tiene todo para lograrlo—, el 2026 se perfila como una posibilidad real para el partido, sustentada en coherencia, preparación, unidad y esperanza.

El proyecto, según este enfoque, tiene una protagonista clara: Paloma Valencia.

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